cuarto
2017 / fotolibro / Madrid
En la casa la memoria no se construye a base de grandes
acontecimientos ni cambios repentinos sino mediante la
suma de los días. Las huellas del tiempo vivido se acumulan
pausadamente en los recovecos, las esquinas y las repisas.
Seis mujeres de mi familia han habitado esta casa a lo largo
de ocho décadas. Ellas lo conviertieron en refugio protegido
de la sociedad patriarcal. La necesidad de la mujer de tener
su espacio de libertad es aquí retratada a través de su espa-
cio íntimo doméstico, su habitación propia, su cuarto propio
desde el que crear, sentir y pensar el mundo.
“Matty, aquí está la libertad”
le dijo Emily Dickinson a su sobrina tras cerrar la puerta de
su habitación con una llave imaginaria. Virginia Woolf no había
escrito aún Una habitación propia. Pero la necesidad de las
mujeres de tener su propio espacio para pensar, crear y sentir
el mundo siempre existió.
En aquella habitación con dos ventanas y una pequeña mesa
con un cajón, Emily Dickinson escribió su obra. Woolf también
hace referencia al pestillo, aunque sea imaginario como el de
Dickinson, “un pestillo en la puerta representa el poder de
pensar por una misma”.